AFRO DISCO

Gofio Karma
5 min readDec 13, 2020

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La música disco se convirtió en uno de los géneros más influyentes durante los últimos veinticinco años del siglo pasado por ser un género bailable e incluyente. En la India formó parte indispensable de la cosmogonía de Bollywood que musicalizaba sus cintas con disco que ya se había adaptado al contexto alimentándose de los ritmos e instrumentos locales. Lo mismo sucedió en el caribe donde el disco se fusionó con ritmos como el calypso y el reggae. Por la persecución que sufrió el género en Norteamérica pasó cierto tiempo para que los mercados musicales dominados por los gringos se familiarizaron con los clásicos del disco de otras regiones. En los últimos diez años y con la creciente popularización del vinilo, se han editado cientos (¿miles?) de compilaciones dedicadas a la música disco de regiones fuera de Norteamérica. También se han reeditado muchos títulos de clásicos del género en el Medio Oriente, África y Europa del Este.

Por otro lado, la música disco africana ha estado en alta demanda porque toda la música africana ha estado en alta demanda desde el inicio de los tiempos. Boogie y Disco han sido reeditados por sellos independientes que han realizado una labor de investigación y búsqueda profunda sobretodo en el oeste africano. Sellos como Culture of Soul, Voodoo Funk, Luaka Bop, Strut, Soul-Jazz, Comb & Razor nos han dado la oportunidad de escuchar la mezcla del disco con los ritmos africanos como el highlife, afrobeat y el afrofunk de la segunda mitad del siglo pasado.

El nigeriano Joni Haastrup es uno de los nombres más reconocidos por sus aportaciones al desarrollo del afrosoul y sus incursiones a la música disco en su natal Nigeria. Otro caso popular sumamente buscado es el de William Onyeabor cuyas composiciones altamente electro tienen una alta dosis de disco, tal es el caso de su clásico disco Body & Soul que fuera re-editado por Luaka Bop durante el reciente frenesí de música nigeriana en el mundo. Otro de los músicos nigerianos cuya obra es indispensable para el desarrollo del disco y soul africanos es Orlando Julius. Precisamente una de las canciones clásicas del disco nigeriano es “Disco Hi-Life” donde Juluis deja documentadas sus extraordinarias habilidades como saxofonista.

El disco del mismo nombre es original de 1976, editado justo en la cúspide del disco mundial. Julius colaboró durante su carrera con músico de la envergadura de James Brown, Hugh Masakela, Ginger Baker, Gil Scott-Heron y los Crusaders, entre otros. El disco fue editado originalmente por la discográfica nigeriana Jofabro en conjunto con la UNICEF. La Fundación para los Niños de las Naciones Unidas se involucró en el proyecto porque Julius compuso la canción “Children Of The World” que funcionó como parte de las celebraciones del Año Mundial del Niño. A pesar de ser uno de los discos más populares de Julius fue únicamente un éxito local. Tampoco ayudó mucho a su popularización que para la edición original no se hicieran muchas copias. El clásico del afro-soul y disco nigeriano eludió los radares por muchos años y solo algunos cuantos estaban familiarizados con el Disco Hi-Life y fue un tesoro para los coleccionistas de discos. En las sesiones para el disco participaron grandes músicos nigerianos de la época como Tunde Williams, Butley Moore y Kenneth Okulolo.

Sudáfrica alberga una vertiginosa variedad de géneros y tradiciones musicales, incluyendo algunos que se inspiran directamente en los sonidos americanos. A finales de los 70 y principios de los 80, muchos de los mejores músicos jóvenes del país se guiaban por el funk. En todo el mundo, el disco se estaba volviendo más duro y más electrónico, con nuevos sintetizadores entrando en el mercado cada mes. El extremo sur de África no era una excepción.

Sin embargo, la geopolítica de la industria musical mundial, ayudada por la condición de paria del país y un boicot cultural sancionado por las Naciones Unidas, impidió que la gran mayoría de esta música se escuchara nunca fuera del país, ni que se editara en CD o digitalmente. Hasta ahora. Es una época largamente olvidada en la historia de la música africana. Un período de verdadera innovación y nuevas posibilidades (así como de aislamiento e inestabilidad política). A principios de la década de los 1980 en Sudáfrica surgieron numerosos artistas innovadores y de gran talento, cuyos esfuerzos pronto dieron lugar al sonido “chicle” de gran venta de mediados de los 80. A medida que transcurría la década, este sonido se fue despojando de sus raíces americanas y adquirió más influencias locales, haciéndose cada vez más electrónico y menos funky, para convertirse en el kwaito de los años 90 y, en última instancia, en la música house de hoy en día. Todo comenzó con la llegada de los sintetizadores y la creatividad de los productores y artistas pioneros de un nuevo sonido antes de que se estableciera y comercializara, de alcance mundial por su atractivo, pero arraigado en África.

Los 80 fue una época de agitación y continuos cambios en Sudáfrica. La década comenzó con el gobierno del apartheid del país que luchaba por mantener su segregación racial institucionalizada ante las protestas mundiales y las demandas de liberación del activista de los derechos humanos Nelson Mandela, encarcelado desde principios de 1960. En 1990, Mandela fue liberado, y el apartheid estaba en camino de ser desmantelado. A principios de la década, el principal estilo musical de los negros sudafricanos era el Mbaqanga, un estilo provincial que había ocupado su lugar como el sonido de Sudáfrica desde que Mandela fue encarcelado por primera vez. A finales de la década, las estrellas de la música sudafricana hacían olas internacionales con el chicle, una llamativa variedad del afro-techno-pop.

El sonido de estos discos es aparentemente familiar, inspirado en modelos de la cultura de baile de los años 80 en Europa y América, pero si se escucha con suficiente atención se puede oír el carácter distintivo africano de todo ello (desde los profundos y burbujeantes bajos, las brillantes melodías hipnóticas y las letras de cantos) y con sonidos tan embriagadores como éstos, seguro que se querrás escuchar con atención.

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